Con el nombre de Greyfriars Bobby se conoce al perro protagonista de la leyenda más tierna de Edimburgo. A pesar de que hay quien ha tratado de desmentirla y de restarle romanticismo, la historia de Bobby es una de las más queridas por los escoceses, que lo han convertido en todo un símbolo nacional.
La historia de Bobby
Se cuenta que Bobby era la mascota de un humilde vigilante nocturno llamado John Gray, que había llegado con su familia a Edimburgo para buscarse la vida. Su perro lo acompañaba durante las rondas y no se separaba de su lado. Lamentablemente, Gray falleció a mediados del siglo XIX tras una larga enfermedad.
En nuestro free tour en Edimburgo hablamos de la historia de Bobby y visitamos el cementerio Greyfriars:
Cuando su cuerpo fue sepultado en el cementerio de Greyfriars, este skye terrier se quedó junto a la tumba hasta el día de su propia muerte, que ocurrió nada menos que ¡¡¡14 años después!!!
Lloviera o tronase, Bobby no se movía de allí, y durante ese tiempo, los ciudadanos de Edimburgo acudían a verle y a llevarle comida. Con los años incluso le construyeron un pequeño refugio para que pudiera resguardarse.
Era tal el cariño que suscitaba el animal que cuando en 1867 las autoridades de la ciudad aprobaron una ley que obligaba a abonar una licencia por cada perro (debido al aumento de perros callejeros), Sir William Chambers, un lord de la ciudad, pagó la licencia de Bobby.
Desde su muerte, Bobby pasó a ser conocido como Greyfriars Bobby y se convirtió en el claro ejemplo de que el perro es el mejor amigo del hombre :)
Un homenaje a la fidelidad
Un año después de su muerte, una aristócrata de Edimburgo, Lady Burdett Coutts, conmovida por su historia, solicitó construir un monumento en homenaje a Bobby.
¿Sabías que junto al cementerio de Greyfriars se encuentra el colegio en el que J. K. Rowling se inspiró para crear Hogwarts, el famoso colegio para magos de la saga de Harry Potter? Se trata del George Heriot’s School, una escuela privada donde sus alumnos, al igual que en Hogwarts, están divididos en cuatro casas.
En su honor se erigió entonces una estatua de bronce junto al Puente de Jorge IV, sobre una fuente de granito. En esta fuente hay una parte para que puedan beber los perros y otra para los humanos, aunque desde hace varias décadas no tiene suministro de agua.
Siguiendo los pasos de Bobby
Además, podemos seguir la pista a esta famosa mascota por todo Edimburgo, pues tiene su propia tumba (en el cementerio de Greyfriars) y algunas de sus posesiones, como su collar y la placa con la licencia que le pagó Lord Provost, se pueden ver en el Museo de Edimburgo.
En su lápida puede leerse la siguiente inscripción «Let his loyalty and devotion be a lesson to us all» («Que su lealtad y devoción sean un ejemplo para todos nosotros»). Los visitantes suelen dejar sobre la tumba de Bobby palos y otros juguetes para perros.
Si os ha llamado la atención esta historia, también podéis echarle un vistazo a las películas que se han hecho sobre ella: Greyfriars Bobby (de 1961, dirigida por Don Chaffey) y The Adventures of Greyfriars Bobby o Bobby, el guardián del cementerio -en castellano- (de 2006, dirigida por John Henderson).