El Cementerio de Old Calton (Old Calton Burial Ground) de Edimburgo es uno de los cementerios más famosos de la ciudad; parece mentira que este tranquilo cementerio asentado sobre una verde colina sea el protagonista de innumerables leyendas (algunas de lo más macabro). Lo encontraréis en el camino a Calton Hill desde Waterloo Place, a mano derecha según se sube.

El Cementerio Calton.
Es habitual encontrar trabajando en él (si se visita de día) a los jardineros que cuidan del espacio, bien conservado a pesar del mal estado de algunas de las tumbas. Seguro que os llamarán la atención algunas lápidas rotas e incluso arrancadas del suelo.
Historia del cementerio de Calton
Abierto a principios del siglo XVIII, este cementerio es especialmente conocido por albergar la tumba del David Hume, el filósofo escocés más reconocido (cuya escultura, por cierto, encontraréis en la Royal Mile, a la altura de Lawnmarket; dicen que tocarle el dedo gordo del pie trae buena suerte… ¡podéis comprobarlo vosotros mismos!).

Listado de personas enterradas en el Cementerio Calton.
Realmente, el cementerio de Calton se extendía hasta la actual zona de Waterloo y por debajo de la calle principal desde la que se accede a él.
Sin embargo, tras la victoria en la batalla de Waterloo de 1815, se aprobó la creación de un espacio dedicado a ella (que sería Waterloo Place) y gran parte de las tumbas tuvieron que ser trasladadas al llamado New Calton Burial Ground. Sin embargo, no se realizan nuevos enterramientos en este cementerio desde finales del siglo XIX.
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‘Salvados por la campana’ no era solo una serie
Fue a raíz de este traslado forzoso de los enterramientos cuando se descubrió un hecho de lo más curioso: durante el siglo XVIII, muchas personas eran enterradas vivas, al darlas por fallecidas cuando por diversas causas entraban en estado de catalepsia.
A ojos de un habitante del XVIII, alguien que no se movía ni respondía a ningún estímulo, estaba claramente muerto, y por tanto debía ser sepultado. Al mover las tumbas del viejo al nuevo cementerio de Calton, se descubrió (o eso se cuenta) que una buena parte de los ataúdes tenían marcas de golpes y arañazos en la cubierta, y que muchos de los enterrados habían fallecido, en realidad, por asfixia.

Una curiosa tumba en el Cementerio Calton.
Lo cierto es que ya por el siglo XVIII alguien debió intuir lo que estaba pasando, pues se pusieron de moda los llamados ataúdes de seguridad, que incluían todo tipo «ingeniosas» ideas para que, si el muerto despertaba, pudiera avisar para que lo sacaran. Una de ellas era atarle una cuerda a la mano, conectada a una campanilla, para que pudiera hacerla sonar si despertaba. No sabemos si se salvaron muchos no-muertos con este invento, pero lo cierto es que la historia tiene su morbo, ¿verdad?
El Monumento a los Mártires Políticos
Uno de los elementos del Old Calton Cemetery que más llama la atención (y que es visible desde varios puntos de la ciudad) es el Monumento a los Mártires Políticos (The Political Martyrs Monument); un gran obelisco erigido en homenaje a cinco reformistas del siglo XVIII muertos por motivos políticos. Estos habían tratado de promover una reforma liberal en el gobierno británico de aquel entonces, fomentando la implantación del sufragio universal, probablemente bajo el influjo de la Revolución Francesa que en esos momentos estallaba en Francia.

Torre de vigilancia y Monumento a los Mártires Políticos en el Cementerio Calton.
Fueron enviados a Australia (la prisión británica por excelencia por aquel entonces), pero varias décadas después y con unos cuantos cambios políticos por el camino, las tornas se invirtieron y estos cinco revolucionarios comenzaron a ser considerados, más bien, unos mártires de la política de un régimen arcaico.
Así pues, a mediados del XIX se erigió este monumento en su memoria; con casi 30 metros de altura, representa, de forma simbólica, un faro que guía a las almas de estos mártires de vuelta a casa.
La tumba de David Hume
Considerado uno de los principales filósofos de la Ilustración y uno de los intelectuales más importantes de Escocia, David Hume fue enterrado en este cementerio, en una especie de mausoleo de forma cilíndrica diseñado por el arquitecto Robert Adam.

Mausoleo de David Hume.
Se cuenta que, debido a su ateísmo, hubo varios intentos de profanar el lugar en los días posteriores a su muerte, por lo que la tumba tuvo que ser vigilada durante bastante tiempo. No obstante, ese ateísmo de su tumba se vería alterado años después con el enterramiento en el mausoleo de su sobrina, un pequeño nicho sobre el que sí podemos ver unas palabras alusivas al cristianismo (lo veréis si os fijáis justo encima de la puerta de entrada al mausoleo).
Fue el mismo Hume quien habría redactado su propio epitafio, para el que pidió que simplemente se indicaran las fechas de su nacimiento y muerte. ‘Leaving it to Posterity to add the Rest’, es decir, dejando que la posteridad añadiera el resto.
El monumento a los caídos en la Guerra Civil Americana
Junto al mausoleo de David Hume encontraréis un gran monumento presidido por una escultura de Abraham Lincoln a cuyos pies un antiguo esclavo sostiene un libro. Está dedicada a los soldados fallecidos durante la Guerra Civil de Estados Unidos, en la que participó un pequeño contingente de escoceses que se sumaron a los unionistas del Norte. Uno de ellos, William L. Duff, murió por heridas de guerra a su regreso a Edimburgo, y está enterrado bajo el monumento.

El monumento a los caídos en la Guerra Civil Americana.
Este monumento fue erigido en 1893, y es el único dedicado a la guerra civil americana fuera de las fronteras de EE.UU. Los propios estadounidenses financiaron su construcción a solicitud de la viuda del Sergeant Major John McEwan, uno de los participantes de la contienda.
En el monumento puede leerse una inscripción extraída de los escritos legados por Abraham Lincoln: ‘To preserve the jewel of liberty in the framework of Freedom’. También se puede ver un escudo de bronce con la antigua bandera estadounidense, envuelta en flores de cardo (símbolo de Escocia) y en flores de algodón. A sus pies, las banderas de cada bando, simbolizando el fin de la guerra.
La torre de vigilancia
En el cementerio podremos ver una torre de vigilancia que se asemeja a un pequeño castillo.

Interior del cementerio Calton, con la torre de vigilancia al fondo
Fue construida en 1820, cuando el nuevo cementerio fue abierto tras el traslado de las antiguas sepulturas. Su función era vigilar que los ladrones de tumbas no cometieran delitos en el cementerio, pues era muy habitual que profanases los enterramientos para vender clandestinamente los cadáveres de tumbas recientes a las escuelas de medicina.
Otras tumbas famosas
El cementerio no está adscrito a ninguna confesión religiosa, por lo que en él se encuentran enterrados personajes de lo más variopinto.
- En el Cementerio de Calton encontraréis también las sepulturas de William Blackwood, el editor de Walter Scott, y la de Archibald Constable, su otro editor y rival (se ve que Scott no era muy fiel en estas cuestiones). Este último era un lector empedernido y montó su propia librería con apenas 20 años. ¿Precoz, no?
- Una de las tumbas más conocidas es la de los padres del capitán John Gray, que mandó erigirles una de las lápidas más curiosas del cementerio: en ella puede apreciarse un barco bajo el que se representan una calavera y una figura masculina y otra femenina (sus padres). Ambos portan los símbolos de la muerte: una guadaña y una pala con unos huesos cruzados.

La tumba de los padres de John Gray en el Cementerio Old Calton.
- Otra tumba muy visitada en este cementerio, por la macabra historia que tiene detrás, es la del pintor David Allan. Dicen que este fue uno de esos casos de enterrados vivos, y que en la parte posterior de la lápida puede apreciarse el rostro de la muerte… juzgad vosotros mismos.

La tumba de David Allan. ¿Vosotros también lo véis?
- También podéis buscar la lápida donde aparece una calavera con la inscripción «memento mori» y un reloj de arena inclinado (que evoca una muerte joven). También aparece un relieve con la insignia del gremio de los zapateros, y es que aquí está enterrada Margrat Thomson, la mujer de un maestro zapatero.
Visitar el Cementerio Old Calton
El cementerio está abierto al público las 24 horas, por lo que podéis aprovechar para visitarlo si subís a Calton Hill, a la ida o a la vuelta.
En este cementerio, al igual que en otros cementerios famosos de Edimburgo, algunas empresas turísticas organizan los llamados tours de los fantasmas, en los que os explicarán en una visita nocturna todos los detalles del cementerio (a veces con ciertas exageraciones para darle más morbo al asunto, todo hay que decirlo…).
Pero si os atrevéis, podéis hacer la visita por vuestra cuenta (de noche si sois unos valientes) y tratar de encontrar todas las tumbas y monumentos de los que os hemos hablado.
Un pequeño detalle que se nos había olvidado deciros: este cementerio fue antiguamente lugar de ahorcamiento de delincuentes y ajusticiados… así que id con cuidado.