Esta ciudad tiene muchas caras y, sin duda, una de las más famosas es también una de las más siniestras: la de los cementerios de Edimburgo. La ciudad tiene asociadas tantas historias macabras que bien podría ser el escenario de una hipotética ruta de lo siniestro.
Cada uno de sus cementerios encierra viejas leyendas y también algunas anécdotas reales de lo más tétrico; algunos son conocidos por estos oscuros relatos; otros, por las personalidades enterradas en él.
Sea como fuere, los cementerios de Edimburgo son, para sus habitantes, algo más que un lugar de reposo sagrado. Forman parte de la vida cotidiana, y no precisamente en su sentido más funébre, pues es habitual ver en ellos a la gente tomando el sol (cuando lo hay, claro), leyendo un libro, almorzando en un descanso del trabajo o relajándose y charlando con los amigos.

Tomando el sol en el Cementerio Greyfriars.
Los cementerios se han integrado perfectamente en la vida de Edimburgo y parecen ejercer más como parques que como camposantos.
Quizás tenga algo que ver el que algunos de ellos, como el Cementerio Old Calton o el de Greyfriars, ya no reciben nuevos enterramientos, y hoy en dia son considerados ya lugares históricos de la ciudad.
No te pierdas nuestro free tour de Edimburgo en español, donde visitamos algunos de los cementerios más famosos de Edimburgo…
¿Qué buscar cuando se visita un cementerio?
Hay algunos elementos comunes que encontraréis en muchos de los cementerios de Edimburgo, y que seguro que os llamarán la atención:
- Las calaveras: veréis muchas lápidas donde se representa la típica calavera con dos fémures cruzados. Para comprender el origen de esta tradición debemos remontarnos varios siglos en la historia, a los períodos en que Edimburgo fue azotada de forma salvaje por la peste. Por entonces nadie tenía claro cómo se producía el contagio, así que «por si las moscas» señalaban con esta calavera las tumbas de las víctimas de la peste para identificarlas rápidamente y que todo el mundo se mantuviera alejado.

Una lápida donde se puede ver una de estas calaveras.
- Cuando los saqueadores de tumbas comenzaron a incrementar sus robos en cementerios (pues vendían los cadáveres a las escuelas de medicina emergentes), muchas familias decidieron marcar las sepulturas de sus seres queridos con esta calavera (incluso aunque no hubieran fallecido a causa de la peste), en un intento por mantener alejados a estos controvertidos ladrones que, paradójicamente, fueron quienes facilitaron en gran medida que Edimburgo se convirtiera en una de las ciudades más avanzadas en el estudio de la anatomía.

El obelisco y la torre de vigilancia del Cementerio Old Calton.
- El siguiente elemento está muy relacionado con el punto anterior: se trata de las torres de vigilancia que hay en algunos de los cementerios, como en el caso del Cementerio Old Calton. A causa de las profanaciones de tumbas comenzaron a instalarse esta especie de puestos de control en varios cementerios de Edimburgo, tratando de proteger los enterramientos de los ladrones de tumbas.
- Por los mismos motivos, encontraréis muchas tumbas rodeadas de pequeños muros o incluso con verjas. Este tipo de mortuorios se aprecian muy bien en el cementerio Greyfriars y en el Old Calton.
Cementerio Old Calton (Old Calton Burial Ground)
El Cementerio Old Calton es uno de los protagonistas indiscutibles de cualquiera de los tours de fantasmas que tanto abundan en Edimburgo.

La tumba de David Allan en el cementerio Old Calton.
Además de ser el lugar donde se encuentra el mausoleo con los restos del filósofo escocés David Hume, alberga varias tumbas curiosas, como la del pintor David Allan (hay que mirarla desde detrás para entenderlo) o la del capitán John Gray.

El mausoleo de David Hume.
Unas cuantas lápidas rotas y un enorme obelisco visible casi desde cualquier punto de Edimburgo completan este escenario convertido en uno de los lugares más fascinantes de la ciudad.
Si os gusta sufrir, visitadlo de noche y sabréis lo que es bueno.
Cementerio Greyfriars (Greyfriars Kirkyard)
Este cementerio podría ser calificado como el cementerio más malrollero de Edimburgo, a pesar de su apariencia de jardín encantador y de que a la entrada nos reciba la tumba del perrito Bobby, vinculada a una de las leyendas más tiernas de la ciudad.

El Cementerio Greyfriars.
Pero Edimburgo es así, con sus cosas buenas y malas, y en este cementerio el espíritu de la adorable mascota convive con el de un abogado al que la mala leche le ha durado, por lo que cuentan los expertos en actividades paranormales, unos cuantos siglos, y con las almas en pena de las cientos de personas que condenó a muerte por motivos religiosos.
Si aún os quedan ganas de conocer a Bloody Mackenzie y sus covenanters, echad un vistazo a nuestro artículo dedicado al cementerio Greyfriars.
Cementerio Dean (Dean Cemetery)
Elegante, refinado y (afortunadamente) sin fantasmas atormentados conocidos, el Cementerio Dean se encuentra junto a Dean Village, muy cerca del Water of Leith y del tranquilo barrio de Stockbridge.

El Cementerio Dean.
Es uno de los mejores ejemplos de arquitectura victoriana en Edimburgo, y uno de los pocos cementerios históricos que continúa en uso en la actualidad. Protegido por grandes muros, el Cementerio Dean es un remanso de paz por el que pasear y relajarse mientras curioseamos las tumbas de algunos de los personajes más importantes de la era victoriana.
Cementerio de Canongate (Canongate Kirkyard)
El Cementerio de Canongate queda eclipsado, a menudo, por la fama del Old Calton o el de Greyfriars. Sin embargo, también se encuentra muy céntrico y también tiene unos cuantos inquilinos notables, como Adam Smith (ya sabéis: el padre del capitalismo y esas cosas).

Cementerio e iglesia de Canongate.
Es uno de los cementerios más antiguos de Edimburgo, y la entrada, que se realiza a través de la Iglesia de Canongate, está en plena Royal Mile (la reconoceréis por la estatua dedicada al joven poeta Robert Fergusson).

Estatua de Robert Fergusson.