Seguro que cuando llevéis unas horas en Edimburgo os habréis fijado en esa colina que se ve a lo lejos, de color «verde Escocia» y cuyos acantilados se recortan contra el perfil de la ciudad, justo en el extremo de la Royal Mile opuesto al castillo. Se trata de Arthur’s Seat, de origen volcánico, la más alta de las montañas que conforman el Holyrood Park, conocidas como Salisbury Crags.

Vista de Arthur’s Seat desde Calton Hill.
Además, es uno de los mejores miradores de la ciudad gracias a sus más de 250 metros de altura.
¿El asiento de Arturo?
Hay quien afirma que el nombre de Arthur’s Seat (el «asiento de Arturo») proviene, como seguramente estabais pensando, de la mitología artúrica. Lo cierto es que hay numerosos lugares en el Reino Unido con esta denominación, así que Arthur’s Seat no es más que otra de las posibles localizaciones de un hipotético reino de Camelot.
La otra versión apunta a que el nombre proviene del gaélico «Ard-na Saigheid», que traducido sería algo como la «colina de las flechas». Esta teoría, mucho más realista, se apoya en los restos de herramientas y armas de la Edad del Hierro encontrados en la zona.
Los misteriosos ataúdes de Arthur’s Seat
A principios del siglo XIX un misterioso descubrimiento sorprendió a la ciudad de Edimburgo: en una cueva localizada muy cerca de la cima de Arthur’s Seat, un grupo de niños que cazaba conejos por allí encontró 17 ataúdes en miniatura apilados y tapados con unas placas de pizarra. Dentro de cada uno de ellos había una figura con forma humana tallada en madera.

La silueta de Arthur’s Seat contrasta con el resto de la ciudad.
A día de hoy sigue sin haber una explicación clara del significado de este hallazgo: algunos afirmaban que se trataba de algún tipo de ritual de brujería; otros, que los ataúdes eran una especie de amuletos depositados por marineros para mantener alejada a la muerte en el mar. La versión más extendida es la de que se trata de un homenaje a las 17 víctimas de Burke y Hare, unos asesinos en serie del siglo XVII que las mataron a para vender sus cadáveres a las escuelas de anatomía. Pero lo cierto es que todas estas figuras estaban cuidadosamente vestidas con ropa masculina, y doce de las víctimas de Burke y Hare eran mujeres.
Podéis ver ocho de estos ataúdes en el Museo Nacional de Escocia.
Subir a Arthur’s Seat….
La subida a Arthur’s Seat es bastante accesible y no entraña demasiada dificultad si lleváis calzado cómodo y escogéis un día despejado (para poder disfrutar de las vistas). Recordad llevar agua y algo de comer, porque aunque el camino no es muy duro, mejor reponer fuerzas al llegar arriba antes de emprender el descenso.
Hay varias rutas para llegar hasta arriba:
La ruta más rápida
Si no estáis muy acostumbrados a caminar o simplemente os duelen los pies de subir y bajar la Royal Mile treinta veces (bastante probable si lleváis un par de días en Edimburgo), os recomendamos escoger este camino, que es el más directo:
- Os dirigís al parking junto al Dunsapie Loch, un lago al este de la colina, y subís por el sendero que sale desde desde allí hacia la cima. Os llevará unos 25 minutos y aunque la subida es un poco cansada, es la manera más rápida de llegar hasta arriba. Eso sí, las vistas por el camino no se pueden comparar con las de las siguientes rutas, pero si tenéis poco tiempo y simplemente no queréis marcharos de Edimburgo sin subir a Arthur’s Seat, escoged esta ruta.
La ruta más larga (y más bonita)
Si nos hicistéis caso y fuisteis a comer un cupcake a Mimi’s Bakehouse, ahora es el momento de expiar vuestros pecados. Este camino es el más recomendado para los masocas amantes del deporte que quieran quemar el desayuno escocés.

Parking junto a Arthur’s Seat.
Parte desde el parking cercano al Palacio de Holyrood, desde donde salen dos caminos hacia Arthur’s Seat.
- El primero, hacia la izquierda, es el más largo, pues rodea la colina pasando por St. Margaret’s Loch. El paisaje es muy bonito, y recorrerlo os llevará un par de horas.
- El segundo sale hacia la derecha por los Salisbury Crags y pasa junto a las ruinas de la St. Anthony’s Chapel, una capilla del siglo XV. Veréis señalizado el sendero que sube hacia Arthur’s Seat y que se une a otros tantos caminos que lo cortan. Si vais por este segundo sendero, seguid siempre en dirección a la cumbre y llegaréis en aproximadamente una hora y media.
…y bajar
Pensaréis: si ya he subido hasta aquí, la bajada es pan comido. Pues sí, pero debemos insistir en que llevéis calzado adecuado: la pendiente, debido a las frecuentes lluvias de Edimburgo, suele resbalar al bajar, y mucho. Si no queréis pasearos por Edimburgo con el trasero lleno de barro, recordad llevar unas buenas zapatillas o botas.
Si fuisteis listos y para subir escogisteis la ruta corta, ahora es el momento de demostrar que tampoco sois tan vagos y bajar por el camino largo, para disfrutar de las vistas. Al contrario, si al subir optasteis por la ruta larga, podéis acortar la vuelta volviendo por la ruta corta.
Las vistas desde Arthur’s Seat
Sea cual sea el camino que escojáis para subir a Arthur’s Seat, al llegar a la cima comprobaréis que ha merecido la pena por las espectaculares vistas de Edimburgo que nos brinda:
Veréis el Castillo de Edimburgo, junto a la Old Town y la New Town. Si el día está despejado (suele haber bastante niebla en la zona), también se puede ver el puente Forth Road sobre el Firth of Forth.

Si te animas a subir hasta la cima no te arrepentirás: las vistas son impresionantes.
Si estáis en Edimburgo un 1 de mayo, podéis aprovechar para seguir la tradición de subir a Arthur’s Seat al amanecer y lavaros la cara con el primer rocío de la mañana. Cuentan que así la piel se mantiene mucho más joven y sin arrugas. Vosotros mismos.
Si os gusta hacer trekking o escalar (aunque para esto necesitáis un permiso especial), podéis hacer alguna de las rutas que hay en otras montañas alrededor de Arthur’s Seat, como Whinny Hill o Nether Hill, mucho más tranquilas y menos transitadas.