Entre las numerosas atracciones turísticas de la Royal Mile encontraremos la Catedral de Saint Giles, la iglesia más importante de Edimburgo y una visita imprescindible en la ciudad por su larga historia y su impresionante belleza (además, ¡es gratis!).
Oficialmente, no se trata de una catedral como tal, pues ya no es la sede de ningún obispado (estos dejaron de existir como tal en Escocia tras la Reforma). Aún así, es el principal centro religioso presbiteriano de Escocia y está consagrada a San Gil, el patrón de Edimburgo y santo de los leprosos y enfermos (cuyo culto fue especialmente popular durante la Edad Media).
Una catedral con muchos usos
El origen de esta catedral se remonta hasta el siglo XII, cuando fue fundada para extender el cristianismo entre los pueblos escoceses de la zona. No obstante, esta primera estructura se destruyó y no fue hasta el siglo XIV cuando en ese lugar se erigió una nueva iglesia, que tampoco estaría exenta de sucesivos incendios, revueltas y todo tipo de avatares históricos.
Tras la reforma religiosa encabezada por John Knox y la conversión al protestantismo de la catedral, una parte de sus instalaciones fue destinada a usos varios, levantando muros de ladrillo en su interior para diferenciar los espacios: la catedral de Saint Giles sirvió como prisión, como parque de bomberos o como escuela, entre otras cosas.
Afortunadamente, durante el siglo XIX Saint Giles fue sometida a un largo proceso de reconstrucción, se tiraron los muros interiores y se rehabilitaron las capillas que se habían ido añadiendo con el paso del tiempo.
Qué ver en el interior
La Catedral de Saint Giles no tiene unas grandes dimensiones si la comparamos con otros grandes templos europeos, pero posee un interior de gran belleza, con una rica decoración y algunos elementos interesantes, como las impresionantes vidrieras.
El mejor momento para visitar la catedral es al caer la tarde, pues el sol se filtra a través de las vidrieras y la tiñe de una luz especial.
- En el interior de la catedral se encuentra la famosa Capilla del Cardo o Thistle chapel (el cardo es el símbolo oficial de Escocia), obra del arquitecto Sir Robert Lorimer.
Realizada en madera a principios del siglo XX, es de estilo gótico y fue pensada para que la utilizase la Orden de Caballería del Cardo.
- También hay que ver el gran órgano de Saint Giles, con más de 4.000 tubos.
- Además, no os perdáis la estatua de John Knox en la parte central, ni la vidriera dedicada al poeta escocés Robert Burns, en el lado oeste.
Icono de Edimburgo
Durante varios siglos la silueta de la catedral de Saint Giles, con su singular cúpula hueca, ha dominado el paisaje de Edimburgo. Desde luego, la catedral es una visita de la que no podéis prescindir (además, es gratuita, aunque para hacer fotos hay que pagar un permiso que cuesta 2 libras).
Una curiosidad: junto a la catedral, en el suelo, veréis un corazón de granito.
Se trata del Heart of Midlothian, que aparte de dar nombre al equipo de fútbol de Edimburgo es un homenaje a la antigua prisión de la ciudad y a una de las novelas de Walter Scott, el escritor más venerado por los escoceses. Si veis a la gente escupir encima no os asustéis: trae buena suerte (o eso dicen).